22/Junio/22 - MONTERREY
MITRAS CENTRO:
Hoy recordé las tarde en que decidí dejar de leer por seis meses y que luego dediqué a escribir lo que me brotaba. Fue hace 7 años, cuando tomaba trenes con delay en dirección opuesta a lo que realmente amaba, terminando en la antípoda de mis ganas de vivir.
7 años en que Mayo se hizo eterno, según me lo dijo Amado Nervo y me lo recordó una carta pegada en el refrigerador de la casa de mis padres.
Me estoy acordando de los fantasmas que me abandonaron, que se fueron a alcanzar un anhelo. Recuerdo las cartas y poemas que quemé en mi lumbre que calentaba el hogar, cartas y poemas en donde quise dejar puntos suspensivos, pero que terminé por hacer de la hoja una pelota.
Me gusta recordar siempre, sin nostalgia ni añoranza; el verme en el pasado dentro de un pozo sin idea de qué hacer. Ya no romantizo el pasado solo por haber pasado. Lo que sí me gusta a veces es meterme piedras en el zapato, traer un poco de lo mal que me sentí a este momento, porque me aburro de no sentir nada.
Pero ya no recuerdo más.
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