sábado, 5 de marzo de 2022

Cafeterillas

5/Marzo/22 - MONTERREY

EL CENTRO:

Cómo de nostálgico es el centro por las mañanas, esas zonas que no han sido gentrificadas del todo, por donde caminas rápido en las noches, huyendo de los mismos policías que cuadras adentro cuidan a los turistas y dueños de apartamentos ¿Si sacas por dónde?

Camina gente con mezclilla hasta el ombligo y zapato cerrado negro, les invento una historia: viej@s ex-estudiantes de humanidades que terminaron trabajando en algo que diera de comer. Gente que vivió una juventud agitada, correteada y esperanzada en el cambio social que llegó solo como forma de verles la cara.

Madero aún esconde viejas cafeterías, esas que se parecen al cuadro de Edward Hopper (así todas lúgubres, bohemias...) Las esconde, pero cada vez más fácil son encontradas y apropiadas por esa gente que tiende a arruinar todo. Bien por ellos, suben sus precios y generan más ganancia, porque para un negocio lo único que importa es la ganancia ¿no?

Vine a desayunar a una cafetería, en el camino se me bajó la presión, me engenté del bullicio del camión, pero aquí el lugar es tranquilo _a pesar del acecho de la modernidad más moderna_;. La sombrita de un árbol es un lujo y las peleas de pájaros chileros son musiquita de fondo.

La comida aquí es buena, _si me lo preguntan_, pero no lo hagan porque para mí toda la comida está buena, ya comer es una suerte aunque se nos olvide. El servicio también es bueno, pero yo soy de las personas que no dicen palabra cuando les llevan mal la comida, tampoco me pregunten.

Veo a mis amix, ex compañer@s de la Facultad de Artes, recordamos viejas noches turbias, tardes intoxicadas, rostros lejanos que se desvanecen, cicatrices _literales_ de caídas _no figurativas_ que chorrearon sangre por culpa de la imprudencia natural de esos años... Sin nombres porque está cabrón. Yo ya estoy viejo, pero no me desanimo.

Al tiempo que platiqué, pensaba que ya se me pasó esa edad de no querer vivir, ahora lo tomo con más madurez o más desinterés. Es lindo estar aquí, seguir caminando y voltear hacia atrás de vez en cuando y ver los anuncios panorámicos que se quedaron atrás, las casas que dejaron de existir, las veredas a las que les creció el zacate y los árboles que echaron raíces fuertes.

En el mundo hay guerra, una pandemia, catástrofes climáticas, económicas y sociales, pero aquí seguimos, haciendo como si fueramos protagonistas de nuestra película. 

El día siguió largo, pero lo terminaré aquí. 

Escribo con las patas, gracias si llegaron hasta aquí.
CANCIÓN QUE ESCUCHO MIENTRAS TERMINO: Qué sentido tendría - Delafé y las Flores Azules

Planes sin sentido

Cineteca, jueves lluvioso en la ciudad, mientras en mi cabeza suena un piano de Paez y una letra de Joaquín, recuerdo mejores días, menos ll...